jueves, 26 de enero de 2017

EL FINAL DE UNA LEYENDA



El final de una leyenda


Decidida a investigar


la esistencia del Pombero 

de alpargatas y sombrero, 

rumbié para el litoral


y, a riesgo de cualquier mal 

comencé mi derrotero.



Los primeros testimonios 

jueron relatos dolidos

de avergonzados maridos 

de chicas embarazadas 

que se vieron ultrajadas 

por algo desconocido.



Más ayá del rancherío 

en esas siestas ardientes 

anduve buscando al ente 

con fama de cogedor

feroz eyaculador


según contaba la gente.



De repente apareció 

aquel enano orejudo


con modales más bien rudos 

y mirada pervertida.


Yo pensé, muy divertida: 

"Caíste al fin, pelotudo".




 Con actitud agresiva 

tomó posesión de mí 

bajo su cuerpo caí

desnuda y dispuesta a todo 

pero entonces, jue a mi modo 

que sin piedad lo cogí.



La siesta se derretía


y no quiero hacer alarde 

pero, ya entrada la tarde 

su figura temblorosa 

me confirmó que la Yosa

le dio pa que tenga y guarde.



Cuando aquella criatura 

que, de forma desprolija 

se manoseaba la pija 

preguntó: "¿Qué me pasó?" 

Le respondí que jui yo 

quien le ajustó las clavijas.



Y se jue desvaneciendo 

la leyenda del pombero 

enano, petiso y fiero 

quien sus poderes perdió 

la tarde que lo agarró 

Rosa Rodriguez Cantero.





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